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La rana de la suerte!!

Érase una vez, había una linda charca. En ella vivía un Sapo, verde y con ojos saltones anaranjados. Vivía solo en aquel lugar, aburrido de siempre hacer lo mismo y de estar solo Tomaba el sol todos los días hasta que desaparecía. Era un sapo muy sabio. Le gustaba hacer ejercicios de relación, meditación y todo aquello que le proporcionase una paz interior. Una tarde el señor de aquellas tierras, paseaba cerca del río, el sapo, al verle, se escondió. Pero cuál fue su sorpresa. El señor de las tierras dejo caer al agua una Ranita linda. Y desde aquel instante ya no había noche ni momento del día, que no pensara en ella. Todos los días con mucho cuidado se acercaba al rio para poder verla, pero no fue así. Nunca la veía……pero ella estaba allí. Un nuevo sentimiento se apoderó de su ser. -¡Ay si pudiera verla una vez más! Si pudiera verme en sus ojos, tener tan cerca de mí su sonrisa… Esto hizo que el sapo se acostumbrara a despertarse y salir corriendo todos los días al rio. ¿Cómo sería ella en realidad? -El, se preguntaba todos los días. Simpática, Alegre, Cariñosa, Así un día y otro, hasta que… sin darse cuenta se le fue colando entre sueños, y comenzó a imaginarla. Y su corazón se dejaba atrapar por éste nuevo sentimiento. ¿Dónde vivía la dueña de sus sueños? Tendría que salir en su búsqueda… Pondría en peligro su charca…. El tiempo jugaba en su contra, pronto cumpliría la edad, y tendría que emprender el viaje que lo alejaría para siempre de su amada La vería solo una vez para poder recordarla, al menos tendría la imagen de su amada. Así que decidió plantarse allí hasta que ella apareciese por alguna parte del cieno, de aquel rio. Sabía que su corazón la reconocería en el mismo instante que se mirara en sus ojos. Y así fue, cuando al pasar por la orilla del rio, la escuchó croar. Su corazón al verla, se aceleró…tic tac tic tac El joven sapo se acercó, -Cómo te llamas le preguntó. Júpiter es mi nombre, como los planetas. -Y tú? Zeus es mi nombre, como el dios del cielo y del trueno. Se miraron en un tiempo que les pareció eterno, por la intensidad de sus miradas, era como si ya se conocíeran y habiendo estado perdidos se volvieran a encontrar. Todo se detuvo a su alrededor, el silencio los envolvió. Llevas mucho tiempo sin decir una palabra, y te veo un poco perdido. Llevo mucho tiempo solo en esta apartada charca. Me siento afortunado de tenerte aquí conmigo. Después de las presentaciones, y cenar como reyes, se fueron a descansar. Pasaron días y días…. Júpiter y Zeus se hicieron íntimos, siempre juntos para hacer cualquier cosa, pero llegó el momento que Zeus tenía que tomar una decisión…pedirle matrimonio. Tengo que proponerte una cosa…. ¿Quieres casarte conmigo para siempre? ¿Para toda la vida? Eres lo mejor que me ha pasado en todos estos años…y quiero compartir contigo toda mi vida. No quiero perder ni un segundo sin ti. Ella, respondió que sí, que lo amaba y quería estar con él hasta el resto de su vida. Entonces celebraron una preciosa boda en la que comieron, bailaron, rieron y pasaron un día muy especial. Estaban muy enamorados… Pero un día Júpiter salió a pasear por el rio y cuál fue su sorpresa, se encontró encerrada en una trampa preparada por un adulto. Ella se vio atrapada y no sabía qué hacer. Sabía que no podía escapar. El adulto llego y se la llevo en bote. Zeus estaba preocupado…. No era normal que Júpiter no estuviese en casa así que salió en su búsqueda. Al llegar al rio, vio como se la llevaban. Aterrado de ver que lo mejor que le había pasado en el mundo lo perdía. Júpiter lo estaba esperando… -Júpiter- la llamó- amor mío, no dudes ni por un momento que te haya olvidado. La ranita no podía creer lo que estaba pasando, pero su cuerpo le decían que no estaba soñando, que era su amado estaba allí, y cerró los ojos y dio gracias. Cuando el adulto se descuidó, Zeus, fue a salvar a su esposa. La saco de aquel bote y corrieron hasta llegar a charca. Seguidamente prepararon las maletas y decidieron salir de aquel lugar lo antes posible. Júpiter, feliz miraba su casita de la charca, algún día pasearía con sus hijos, y les enseñaría el arte de la libertad. Al día siguiente, ya estaban en un precioso lugar en el que habitaban otras ranitas. Fueron muy bien recibidos, incluso les ofrecieron un lugar donde vivir. Se sintieron tan alegres que gozaban de felicidad, era una sensación que no se podía explicar. Se quedó atónito, del buen recibimiento, las tierras eran fértiles con abundancia de agua. Fue en la cena, estaban todos alrededor de la mesa: Cuando muy alegre, se dirigió a todos y les dijo: deseábamos por encima de todo, que seamos muy felices en este lugar. Cuando se vieron libres, y a sabiendas que ya nadie podría hacerles daño, rieron a carcajada limpia, pues ambas partes disfrutaron del momento. En fin…. Todos fueron felices y comieron lombrices………… Colorín colorado esta historia de amor a terminado.

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